lunes, 21 de marzo de 2011

Humo, el que eres tú.

Y de la figura fría y vacía que proyecta tu fotografía sobre mi librero, que llena de paz y sosiego mi interior.
Fue la causa de mil fortunas el llegar a tener una charla por horas contigo, yo sentado fuera de la casa, fumando algún cigarro que me han de haber regalado, manteniendo el equilibrio a duras penas.
Allí afuera de esa cochera, apoyado sobre esa fuente que más tarde serviría de baño publico para alguien más. Llegaste y sin más preámbulos me saludaste y sonreíste a la vez que yo sólo atinaba a pensar algo coherente para no cagarla, a lo que mi mente llego fue sólo a poder pronunciar un hola seco y ahogado a la vez por tanto alcohol ingerido, tú te sentaste y me comenzaste a platicar sobre tu vida, tu pasado, lo que tenías pensado a futuro, el cómo llegaste a esa fiesta, sin siquiera conocerme, te desinhibiste y platicaste -o eso creo-  mientras yo únicamente trataba de escucharte y ponerte atención por si me llegases a preguntar algo. Pero creo tú ya sabías que me encontraba indispuesto a cualquier cosa, más sin embargo seguías platicandome de ti, de tus amoríos, de ese hombre que te quito los mejores años de tu vida y después se marcho. Sabías que en ese instante no podía ni pronunciar que me trajeran otra cerveza, pero creo lo único que necesitabas era platicar, ser escuchada más no juzgada.
Me preguntaste que opinaba al respecto, ja!, yo sólo pude decir, OK, y seguiste con más. Te paraste a fumar un cigarrillo, ya también algo mareada, me paré junto contigo y fumamos, ahora ya no decías nada, sólo estabas allí fumando y viendo a los gatos correr por la calle.
Yo aún sin saber quién eras, de dónde te conocía -si es que te conocía- si no me habrías confundido con alguien, me puse a un lado tuyo y comencé ahora yo a soltar débiles palabras, que con trabajos entendía mi cerebro. comencé diciéndote también el cómo había llegado allí, cómo fue que conocí a sus amigos y a la ves a los amigos de ellos, mi pasado poco memorable y mi última relación fallida. Ella al igual que yo al comienzo, sólo atinaba a dar fuertes bocanadas del cigarros y mirar hacia fuera, mientras yo me explayaba con respecto a cada cosa que le contaba.
Dentro de la casa aún se escuchan las risas, música y algarabía de la gente que se congrego esa noche. Eran 3:25 de la madrugada y nosotros ya habíamos platicado poco más de 1 hora y media, siempre en la misma forma, tú hablabas y yo callaba para escuchar, y viceversa.
Recuerdo que decías que tenías ganas de recorrer, de huir, de salir de aquella prisión que te mantenía aún secuestrada de mil maneras. Que te gustaría salir a un lugar dónde nadie te conociera, que nadie supiera tu pasado, que fueras un extraño más en la ciudad y pudieras forjar tu vida a como te plasca, sin que nadie te viera y juzgara por tu pasado.
Recuerdo que mientras decías esas palabras yo sólo imaginaba todas y cada unas de tus frases y sentía que yo estaba junto contigo, forjando un presente/futuro con el cual fantaseaba.
Me alegras, me invades, eres todo y nada, eres quién no supo llegar, pero no me dijo cómo despedirme.
Tú reina de mis valles que hiciste que sin siquiera conocerte me llegase a clavar con una figura tan...tan.....tan.....mierda....tan tú......
Me revienta que cada que conozco a alguien cómo tú, me quedo tan clavado, es raro ya que no hay muchas como tú, pero cuando llegan, me quedo perplejo y pensando en la magnifica química que podríamos emanar.
Respiras vida de la cual yo aspiro para mantenerme vivo, para mantenerme cuerdo, aunque no recuerde tu nombre completo, eres quién más a llegado a mi puerta.....


Me eliges para hablar si las calles están mudas, dices llegar sin más cuando sin  siquiera hemos dicho un hola. Eres tan imprescriptible que me encanta saber que llegas para saber que sorpresa traes contigo.....


Recuerdo aquella noche en la cual no sé que nos dijimos, dónde las palabras iban de más cuando ambos sabíamos lo que queríamos. ¿Qué era? No lo sé, más decimos saberlo y tenerlo, siempre y cuando estemos juntos para poder charlar...






Van 3 años de aquella noche, dijiste que llamarías, y lo hiciste después de 3 semanas, quedamos unas cuantas noches, de alcohol y risas.
Después de eso, va tanto tiempo que he olvidado cómo sonríes...
Van 2 años de la última vez que supe de tí, de hablarte, y aún espero el momento para charlarte esas tardes de pasión, y noche de fulgor que he vivido.


























3:55 de la madrugada, y aún, después de todo este tiempo espero que suene el teléfono y me diga el identificador que eres tú.

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